El transporte de coches y motocicletas tiende a producir amplios costos sociales en materia de congestión vehicular, contaminación y seguridad vial, por lo que lograr que los usuarios paguen por esos costos, por medio de un impuesto a la congestión, ayudaría a bajar los problemas de acceso y movilidad a los que hacen frente las grandes urbes como la Ciudad de México, plantea el CAF, Banco de Desarrollo de América Latina.
“El impuesto puede, potencialmente, disminuir la congestión vehicular, incentivar el uso del transporte público, reducir la contaminación y mejorar la recaudación de los gobiernos locales, lo que permitiría aumentar la disponibilidad de recursos para mejorar la infraestructura de movilidad”, indica el Reporte de Economía y Desarrollo (RED) 2017 de CAF, titulado “Crecimiento urbano y acceso a oportunidades: un desafío para América Latina”, sacado a la luz en la Ciudad de México en colaboración con el Colegio de México.
Plantea la necesidad de que usuarios de automóviles y motocicletas sean responsables de los costos sociales que tienden a producir sus traslados y para este fin hay dos instrumentos regulatorios: el pago de tarifas especiales en vialidades y horarios de elevado tránsito y mecanismos para restringir el uso de vehículo en ciertos días como el “Hoy no Circula”.
Cada conductor que se está desplazando en automóvil solo toma en cuenta su costo privado, tiempo y valor de la gasolina consumida y por eso, la cantidad de automóviles en transito es ineficientemente alta desde el punto de vista social y a partir de ese argumento es que los economistas tienden a abogar por la introducción de un impuesto a la congestión que ya es una realidad en varias ciudades de países desarrollados, como Londres, Milán, Singapur y Estocolmo.
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